Por Laura Medero
Los ecosistemas terrestres, las especies que los habitan y sus estructuras genéticas producen servicios ecosistémicos que mantienen la vida en la Tierra: regulan el clima, la calidad del aire y del agua y nos proporcionan alimentos, fibras, energía, medicinas y otros recursos estratégicos para la economía, para la salud y el bienestar de las personas. Conservar ese capital natural permitirá que los ecosistemas sigan suministrándonos esos servicios vitales e insustituibles tanto para la actividad agrícola como para la calidad de vida de las personas. Así pudimos verlo a partir del reciente informe publicado por IPBES (Panel Intergubernamental sobre Biodiversidad y Servicios Eciosistémicos)
Asumiendo la necesidad de redoblar esfuerzos en la comunicación del patrimonio natural y comprometidos en socializar los conocimientos e iniciativas sobre conservación de Biodiversidad que se llevan a cabo desde los grupos de investigación del Instituto de Recursos Biológicos del INTA Castelar, el Jardín Botánico Arturo E. Ragonese invita a sus II Jornadas de Conservación de la Biodiversidad.
Programa del evento aquí
¿Por qué es importante conservar la Biodiversidad? El valor esencial y fundamental de la biodiversidad reside en que es resultado de un proceso histórico natural de muy larga data. El hombre y su cultura, como producto y parte de esta diversidad, debe velar por protegerla y respetarla.
En este sentido, sería fundamental erradicar la idea de percibir al hombre como una especie separada, o en contraposición de la naturaleza porque en realidad solo representamos una simple pieza más; tan elemental e indispensable como todas las demás. Empezar a comprender de manera concreta al hombre como parte integrante de la red de interacciones de la vida representa el gran desafío para disparar nuevas políticas de relación para con el planeta que habitamos. Desplazar la mirada antropocentrista hacia una mirada más biocentrista.
Por otra parte, la biodiversidad asegura el bienestar y equilibrio en la biosfera. Los elementos diversos que componen la biodiversidad conforman verdaderas unidades funcionales, que aportan muchos de los “servicios” básicos para nuestra supervivencia. Estas unidades funcionales interactúan recíprocamente entre sí de manera coordinada, donde cualquier desajuste puede implicar perjuicios para la supervivencia del resto de las partes. Este último argumento refuerza la idea de que poner en riesgo la supervivencia de los ecosistemas naturales implica poner en riesgo nuestra propia supervivencia como especie.
Finalmente, desde nuestra condición humana, la diversidad también representa un capital natural. El uso y beneficio de la biodiversidad ha contribuido de muchas maneras al desarrollo de la cultura humana, y representa una fuente potencial para sobrellevar futuras necesidades. En términos simples la diversidad biológica representa, desde el punto de vista de sus usos y beneficios -presentes y potenciales-, un capital único e inigualable.
En definitiva los desafíos son de gran envergadura e implican cambios de gran envergadura. Tal vez el primer gran cambio radical reside en la forma de percibir, de manera personal e individual, la naturaleza y redefinir la forma en que nos relacionamos con ella y los bienes que provee. Por ello, estas Jornadas permitirán ver, escuchar, identificar, sentir y reflexionarnos como parte de la biodiversidad que nos rodea.
No se cuida lo que no se ama, y no se ama lo que no se conoce