Gestión ambiental

La producción agropecuaria y agroindustrial integra acciones sobre los recursos naturales e involucra decisiones humanas que impactan positiva y negativamente sobre la calidad de vida de la gente. El aumento demográfico y de consumo de alimentos por el incremento del ingreso y la tasa de urbanización, la expansión de los biocombustibles, así como a la mayor frecuencia de las perturbaciones causadas por fenómenos meteorológicos son fuerzas impulsoras de políticas y decisiones económicas, comerciales y sociales en el contexto actual. Si bien los incrementos en la producción agropecuaria constituyen oportunidades de desarrollo económico, hay necesariamente aumento de la presión sobre el ambiente y deterioro de los recursos naturales.

Para que exista riesgo de contaminación ambiental, simplemente, hace falta un sistema de producción que tenga fugas o pérdidas de contaminantes y un medio receptor vulnerable. Sin embargo, su cuantificación y control son muy complejos ya que deben contemplarse aspectos climáticos, edáficos, fisiográficos, hidrográficos, ecológicos, sociales y agro-económicos. Aceptar la complejidad, marca una nueva forma de comprender la realidad y, por ende, un cambio en la manera de interpretar la dinámica de los agroecosistemas, los problemas que se generan, así como la búsqueda de soluciones.

En los últimos años, se han generalizado percepciones de riesgo de contaminación en la población rural y también en la urbana y periurbana. En general, las denuncias en distintos medios de comunicación, aunque suelen ser justificables por tratarse de reclamos sociales genuinos, no suelen estar adecuadamente avaladas por datos científicos. En consecuencia, la participación pública no termina integrándose a procesos de toma de decisiones nacionales ni regionales, ni a generar circuitos virtuosos de aprendizaje y adaptación de las decisiones hacia prácticas menos contaminantes.

A esto se suma que las decisiones de gestión agropecuaria se toman a una escala de tiempo y espacio mucho menor que la escala en la que se verifican alteraciones mensurables en la capacidad productiva y en la calidad del ambiente. Si bien existe información sobre cómo conservar los recursos naturales y sobre algunas buenas prácticas agropecuarias para lograrlo (en manuales, artículos en revistas especializadas, charlas técnicas, web), su adopción es una decisión individual y autónoma de quienes toman las decisiones.

Es necesaria una visión completa del problema de la contaminación de origen agropecuario y agroindustrial para brindar soluciones científico-técnicas a los conflictos medioambientales que involucran al sector, ocupándose de una de sus características más distintivas: la sensibilidad social.